Se trata de una ruta de cuento de hadas, una ruta circular por cascadas, arroyos de aguas cristalinas, bosques frondosos y vistas a la Sierra de Guadarrama.
Los arroyos de las Guarramillas y de las Cerradillas, nacidos en la vertiente norte del Alto de las Guarramillas y la porción de cimas que lleva hasta las Cabezas de Hierro, junto con el arroyo de la Laguna Grande de Peñalara, que nace en dicho humedal. La unión de los tres origina el arroyo de la Angostura, nombre con el que se conoce a este río en sus primeros kilómetros. Más abajo, se le unen los arroyos del Aguilón y de la Umbría, punto a partir del cual pasa a llamarse Lozoya. El rio Lozoya es el principal abastecedor de agua potable de la provincia. Su agua está considerada como una de las de mayor calidad para el consumo humano de España, nosotros caminaremos por parte de sus inicios.
Comenzaremos por un sendero entre robles y hermosos ejemplares de pino albar, llegando enseguida a la cascada que forma la Presa del Pradillo, un embalse olvidado que alimentaba a la antigua fábrica de la luz y que hace años desapareció. Está sin uso desde entonces, pero crea una pequeña cascada bastante atractiva en cualquier época del año. Más adelante nos toparemos con un puente medieval que podría pasar desapercibido si no prestamos atención, es el puente de la Angostura, mandado construir por Felipe V primer Borbón de España, para facilitarle los viajes de la Granja de San Ildefonso al Monasterio del Paular. Desde aquí, siguiendo un camino de pista que transcurre por el valle entre pequeños arroyos y pino silvestre principalmente, llegaremos a la parte de los tejos milenarios, un rincón oculto de nuestra sierra de una hermosura extraordinaria. Es aquí donde podremos contemplar al tejo milenario de Barondillo, que se dice que tiene entre 1500 y 1800 años.