Nos podran hablar de el Cañón del Colorado, de las Bárdenas Reales de Navarra, la ciudad encantada de Cuenca y de muchos otros sitios, pero es en Guadalajara, a un palmo de la provincia de Madrid, donde encontramos un anfiteatro paisajístico, que ejerce un gran poder de fascinación, las cárcavas del Pontón de la Oliva.
Las cárcavas se forman sobre terrenos arcillosos que son blandos y deleznables y muy vulnerables a la erosión. En las zonas en las que hay una pendiente elevada, las aguas de lluvia van formando arroyos que siguen la línea de máxima pendiente.
Por otro lado visitaremos la necrópolis que surgió durante el siglo I antes de Cristo y que se abandonaría de forma pacífica en el primer tercio del siglo I después de Cristo, permaneciendo despoblado hasta el siglo V d. C., momento en que vuelve a ocuparse el paraje. Hasta ahora se han excavado un total de 33 tumba y se han identificado enterramientos de diversa tipología.
La utilización de esta zona del cerro como cementerio habría comenzado a mediados o finales del siglo IV después de Cristo, manteniéndose en uso al menos durante todo el siglo V d. C.
Vente a disfrutar de este singular paisaje y de sus alrededores donde podremos disfrutar de vistas al vacio por cortados donde se practica la escalada y caminar por la presa del Pontón de la Oliva, todo un lujo.