Esta fértil comarca oscense situada a los pies del Pirineo atravesada por antiguas rutas de peregrinaje y salpicada de pequeños pueblos, atesora montañas míticas, ríos bravos, glaciares e ibones, castillos, monasterios, flores únicas y pueblos y paisajes repletos de leyendas. La Ribagorza debe su nombre al condado medieval que durante un siglo (920-1017) gobernaron nueve condes.
Graus, la capital de la comarca, ofrece un rico patrimonio monumental: el Portal de Chinchín (siglo XVI), la parroquia de San Miguel (s. XIII), la ermita de Puigcremat, la de Santa Ana, la de San Clemente de la Toreña y la basílica de Nuestra Señora de la Peña.
El Turbón, la montaña mágica de la Ribagorza cuya cima, que sobrepasa los 2.400 metros de altitud, produce escalofríos en cualquier época del año. La tradición popular atribuye a esta montaña poderes sobrenaturales; los lugareños de la comarca aseguran que sus cavidades y abrigos sirven de refugio a brujas y demonios.
El sobrecogedor congosto de Obarra ha sido modelado a lo largo de los años por el río Isábena, dibujando un estrecho desfiladero entre los municipios de Laspaúles o Las Paúls y Beranuy o Beranui. Antiguos caminos, testimonio de su rico pasado, nos permiten trazar un completo itinerario por ambas vertientes. Descubriendo un rico patrimonio paisajístico y cultural, de gran relevancia. En el podemos encontrar la iglesia del antiguo Monasterio de Santa María de Obarra que es una de las construcciones románicas más primitivas e importantes de todo el patrimonio español puesto que se trata de uno de los monumentos de mayor antigüedad, monumentalidad y perfección del Románico Lombardo construido en los territorios cristianos peninsulares. Fue declarado Monumento Nacional en 1931.
Este aparte de ser un viaje de aventura para disfrutar de la montaña hará que nos sumerjamos en la historia de este territorio tan fascinante, una joya de viaje sin duda alguna.